En Chile, con el retorno de la democracia, se inició un proceso de transformación de las políticas en salud mental y psiquiatría. El Plan Nacional de Salud Mental y Psiquiatría (MINSAL, 2006) propone una transformación de los problemas a intervenir y de las formas de intervención, presentando al enfoque comunitario como una innovación y un avance que permitirá mejorar la comprensión y el abordaje de la enfermedad y la salud mental. En este marco, los problemas a intervenir no deben ser entendidos sólo desde una perspectiva médica o clínica, sino que deben incorporar los aspectos sociales y el bien estar subjetivo de las personas.
El presente trabajo busca dar cuenta de cómo han ocurrido estos procesos y cuales son sus implicancias. Para esto, en la primera fase de la investigación se realizó un ejercicio de reconstrucción de los principales objetos y técnicas de intervención, que dotan de sentido a la actual Salud Mental y Psiquiatría Comunitaria en Chile; adoptando lo planteado por Foucault (1976), éstos se comprenden a través de una revisión de las instituciones que históricamente han intervenido a los sujetos que hoy en día son el blanco de la política de salud mental y psiquiatría en Chile. En específico se indagó en las instituciones que asentaron las prácticas del encierro, primero como castigo y control social, y luego como prácticas propias de la medicina y la psiquiatría. Luego, en una segunda fase, el diseño de investigación contempló un acercamiento de tipo etnográfico a un equipo de profesionales de un Centro de Salud mental y Psiquiatría Comunitaria (en adelante CESAMCO) de la ciudad de Valdivia, Chile, como un espacio acotado donde fue posible observar las acciones de los interventores, para luego analizarlas en cuanto a cómo permiten, mantienen o transforman ciertas relaciones de poder y lógicas de gobierno.
En el proceso de revisión bibliográfica se ha adoptado la noción de colonialidad para dar cuenta del patrón de relaciones de poder que resultó de las formas de relación de dominación del colonialismo moderno (Quijano, 2000), y que no se restringe al colonialismo, es decir, a la relación formal de poder entre dos pueblos, sino que hace referencia a las formas de conocer y de ser, que permiten y mantienen el patrón de relaciones de poder y de dominación de unos sobre otros.
El concepto de colonialidad cobra relevancia, dado que, pese a las diferentes formas que han adoptado las estrategias de control sobre determinados sujetos (vagos, locos, criminales, enfermos), éstas históricamente han sido el resultado de la hegemonía cultural, económica y política de ciertas formas de conocimiento por sobre otras. Luego, la legitimidad de estos conocimientos produce racionalidades políticas y diferentes objetos durables por inscripciones institucionales, tales como nuevas clasificaciones diagnósticas, nuevos instrumentos de evaluación y nuevas formas de organización de las entidades avocadas a la intervención de ciertos sujetos (Still y Volody, 1992; Rivero, 2005).
A continuación se da cuenta del surgimiento y las transformaciones de las instituciones que asentaron las prácticas del encierro como castigo y control social, y las prácticas propias de la medicina y la psiquiatría en Chile, poniendo especial atención a cómo el componente modernidad/colonailidad ha legitimado y asentado determinadas lógicas y estrategias de gobierno. Luego se analiza cómo esto se incorpora en las actuales estrategias de gobierno y en la producción de subjetividades, a través de las prácticas de los profesionales que llevan a cabo las transformaciones en la intervención en salud mental y psiquiatría en Chile.